Hasta que el barco no comienza a hacer agua… todos navegaban, se turnaban el timón, los vinos, también, restoranes como camarotes cundidos de riquezas y poder, los libros de Bosch como referentes y su foto… en un rincón o tiradas a un retrete, los discípulos terminaron mutando a hipócritas que negaron, no de boca, sino con hechos, al maestro.
Manuel Jiménez había advertido que un silbido en el casco del «barco morado» y un «meneo» era signo de la debacle, por ahora, moral, y en una carta «prematura» a Bosch de 2015 advierte que «ya no había nada que hacer»… pues venía el Apocalipsis de tanto Sodoma y Gomorra de quienes no entendieron aquello del «libre albedrío» y habían olvidado los «mandamientos» del líder histórico.
Más tormentas, el agua entra más, y más y más, pero todos se resisten a abandonar, pues al fin, estaban en el gobierno con la promesa de podium hasta el 2044, pero contradicciones entre el capitán y el timonel al final lograron que muchos abandonaran en botes salvavidas el barco que hasta hoy, sigue casi hundido entrándole agua.
Los que se fueron encontraron otro barco, lo pintaron de verde y, manteniendo los mandos, dicen ser diferentes, mientras que desde el barco que se trata de terminar de hundir, sin conseguirlo, todos los que siguen llenando botes, arman el cliché de que «Bosch esto», «Bosch lo otro», «el espíritu de Bosch», «el legado de Bosch»… pero mientras el barco hacía agua ellos estaban como los irresponsables del Titanic, bebiendo, comiendo y fornicando, para colmo algunos, con el dinero del contribuyente.
Es muy fácil ahora bajarse del barco y llegar al otro cuando para colmos viajas con las chamarras y promesas de cargos dirigenciales dados por el capitán del barco verde que te reconoce la dizque «trayectoria» en el viejo barco, cuando nadie, absolutamente nadie, contribuyó a colocar la figura de Bosch en el mástil que seguro habría evitado todo lo sucedido y claro, lo que está por suceder.
La hipocresía y la falta de respeto a Bosch se ha apoderado cuan pandemia en los textos de renuncias y algunos de los viejos llegados, que no son capaces de un mea culpas de todos los años de construcción de infraestructuras y destrucción del ciudadano, dejando que las AFP se coman las pensiones del pueblo y algunas ARS nuestros pulmones, pariendo jóvenes que hoy asaltan en pandillas colmados y omnibus de pasajeros a veces, hasya drogados.
A sabiendas de que el nuevo barco no es más que un clon del viejo, incluso con un capitán que se bajó de aquel para mandar aquí, si al menos tuvieran un poco de dignidad en este tránsito político tan difícil, de quitar de sus cartas la figura de Bosch, quien sabe si una lectura no diera tantas ganas de vomitar ante tanta desvergüenza de párrafos hipócritas inundados de clichets.